Según mi punto de vista

Trabajo normalmente con un procesador de textos. Por eso mi obra es más literaria que visual. En la mayor parte de las ocasiones, parto de una idea verbálica, de un juego de palabras. Luego busco la letra más apropiada. Después sigo con los colores o las imágenes que subrayan el mensaje y acabo con el problema de la composición. Todo se subordina a la eficacia del mensaje, que es a veces comprometido y a veces humorístico, a veces metafórico y a veces metonímico. Juego con el nombre de las ciudades a las que ilustro con caligramas de sus imágenes emblemáticas o con sus letras o sílabas en su orden normal, sucesivo, o bien separadas, repetidas o cambiadas de lugar por obra y gracia de sus relaciones de semejanza, origen o proximidad fonética. El mensaje alude a la Historia o a la Geografía de las ciudades, busca nuevos sentidos a sus nombres, recuerda lo que son o lo que fueron o reinventa sus etimologías. En este sentido mi experiencia rinde culto a la vez al jeroglífico, a los juegos de palabras y a la historia del arte y de la literatura.


lunes, 6 de junio de 2011

Europa

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